El caballo, Lirón, de Peralta y de Pura Raza Española, con los cuatro remos suspendidos en el aire, cual Pegaso que saliera volando de la plaza de toros. El jinete, en perfecta armonía y sincronización con el caballo, recogiendo la ovación, con las manos en alto.
La imagen fue tomada en la Plaza de las Arenas de Barcelona por dos fotógrafos que hace más de medio siglo supieron el instante inmortalizar casi de manera idéntica. En una de ellas, se puede apreciar a un arenero que mira asombrado la estampa del Centauro.
Hombre y caballo elevándose hacia el cielo, dueños del mundo en el mismo centro del ruedo.
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