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lunes, 30 de abril de 2012

"Brindis por un caballo torero", por Rafael Peralta Revuelta. Firma invitada en el portal Burladero.com





El caballo Xelim, toreando en la playa





Brindis por un caballo torero


Entraba en la Maestranza mirando al cielo, conociendo el riesgo que conlleva torear a caballo después de haber llovido sobre la plaza. Y digo conociendo, pues quien desde este palco os escribe, también vivió muy cerca aquellas corridas matinales en la que mi padre, como director de lidia, debía decidir –junto con el Presidente y resto de compañeros- sobre el desarrollo o posible suspensión de la corrida.


Tras el paseíllo, se podía vislumbrar ciertas partes donde el piso no estaba en las mejores condiciones que uno desea para la práctica del rejoneo. Sobre todo, cerca del tercio, junto a la segunda raya de picar, donde el albero se suele hacer como una pasta resbaladiza tras la retirada de la lona.


Y así fue. La tragedia de “Xelín” sobrevoló la Maestranza. El percance quedó grabado en la memoria de todos y, durante todo el desarrollo del festejo, el  recuerdo hacia el caballo tordo de salida de Rui Fernandes fue permanente.


Me encantó Fermín. Porque es de los pocos que quedan que guardan las formas clásicas del toreo a caballo con un sello puramente español. En corridas donde abundan las monturas mixtas (clara influencia portuguesa), los caballos lusitanos o el galope a dos pistas por las tablas, para torear al toro con la grupa (suerte traída de Portugal), es digno de alabar la estampa de un caballero sale a la plaza como el que viene de pasear por el campo andaluz. La chaquetilla clásica –azul marino-, los caballos -algunos de Pura Raza Español-, enlazados con la bandera española,…, las formas puras. Y haciendo el toreo en los medios, lidiando en la mitad del anillo y no en terrenos de tablas, como muchos hacen ahora. Los pares de banderillas, de frente, y de poder a poder. Clavando por derecho y al estribo. Sublimes los cites con ese caballo castaño que tanto recordaba en un espectacular “tierra a tierra” al célebre “Banderín”.


  El resto de la corrida, tuvo gran acento portugués. Tras la grave cogida de “Xelín”, Rui Fernandes resolvió brillantemente con el  caballo albino “Sol”, del hierro de Peralta. El bayo “Joselito” y “Vivaldi”, rayaron a gran altura. Ventura estuvo en maestro. En figura indiscutible del arte de Marialva. Porque lo es y porque lo ha conseguido por méritos propios. Fue espectacular la vuelta al ruedo que le dio al toro de Bohórquez cosido a la montura de “Nazarí”. Eso es torear a caballo. Siempre dando los pechos, ajustadísimas las distancias. Al igual que las piruetas con “Ordóñez”, el hermano de “Morante”, que levantaron a la plaza de sus asientos. Centauro de Lisboa y de la marisma. Por su forma de vestir (con chaquetilla verde de terciopelo), y por la forma de clavar las tres rosas –en la suerte del caracoleo, esto es, en círculos exactos, clavando una detrás de otra- me recordó a otros centauros marismeños, junto a los que comenzara a montar –no hace mucho tiempo- en campos de las marismas del Guadalquivir y de La Puebla del Río. El rejón a lomos de “Califa”, preciso y certero, hizo que volviera a triunfar con fuerza en la Real Maestranza.


Moura Jr, Noelia Mota –montando al caballo “Morenés”- y Francisco Palha, cada uno con su particular forma de sentir el rejoneo, dejaron detalles de su buen hacer bajo los arcos de la plaza. En cualquier caso, como ocurre con los grandes toreros, la imagen y el recuerdo de la grave cornada al caballo de Rui Fernandes era inevitable. Sobre todo al conocer la noticia del fallecimiento del equino, y al ver las lágrimas desconsoladas del “cavaleiro” portugués. Porque cuando a un rejoneador se le muere un caballo, se va también, de alguna manera, una parte de él. Porque, se nos va un fiel compañero, el que siempre estuvo ahí dispuesto para salvar al rejoneador con torería del peligro. Y, por más que sea un animal, se sufre como si fuera un amigo o alguien de tu propia familia.


Y uno, que cruzó la Puerta del Príncipe a pie, y que entró en la Maestranza mirando hacia arriba, se fue de la misma manera, con los ojos puestos en el azul del cielo de Sevilla, recordando al caballo que vino desde Méjico para dejar su sangre torera sobre el albero dorado de la plaza. Por eso, éste, mi humilde brindis va por ti “Xelín”, gloria del rejoneo, que estás ya en el paraíso torero y en el olimpo de los elegidos.


Artículo publicado:

lunes, 9 de abril de 2012

"NERVIOSO II, el caballo de las Espuelas de Oro", artículo publicado en la Revista "Trofeo Caballo". Por Rafael Peralta Revuelta.






Ángel Peralta y Nervioso II, en una perfecta vertical


Wembley. Empire Pool Arena de Londres, 1962

Saludando al público, sombrero en mano,



Con el Coronel Sir Michael Ansell, Chairman of the British Equestrian Federation


Observese el Hierro del Bocado marcado sobre el anca.


Paso atrás sin riendas con las gradas abarrotadas de público.


Perfecto "piaffer". La anécdota del bocado inglés.

Abriendo plaza en la Corrida de la Beneficencia de Madrid.

En la Real Maestranza de Sevilla, citando al toro.


Preciosa instantánea en la plaza de tientas de la finca "Rancho El Rocío"

La nobleza y la doma en una exhibición a cargo del niño Ángel Peralta Rufino, en la Plaza de Toros de Sevilla.

Ángel Peralta y Nervioso II, ensayando el saludo con el brazo cruzado en Berlín.

Las prestigiosas Espuelas de Oro.



Hace cincuenta años, la afición hípica de Inglaterra se rindió ante la equitación de Ángel Peralta y un caballo de leyenda, Nervioso II.


A principios de la década de los 50, Ángel y Rafael Peralta adquirieron uno de los ejemplares más emblemáticos del Pura Raza Español. Nervioso II, propiedad de Fernando C. Terry del Cuvillo, del legendario hierro del Bocado, era hijo de Animoso II y de la yegua Nerviosa V y nieto del célebre caballo “Novato”.
Los Centauros de la Marisma tenían costumbre de seleccionar todas las camadas algún ejemplar de la yeguada de Fernando C. Terry, no sólo por la calidad de sus movimientos, sino también porque a través de ellos se homogeneizaron muchas yeguadas de PRE, dándoles la distinción que el caballo español de aquel entonces había perdido, en busca de alzada, principalmente.
 Los hermanos Peralta no dudaron en llevar hasta su finca de las marismas del Guadalquivir, en La Puebla del Río, al que con los años se convertiría en uno de los pilares fundamentales de su ganadería. “Nervioso II”, de la ganadería legendaria del Hierro del Bocado, de capa castaña, calzado de la pata izquierda, fue rebautizado en el Cortijo de Rojas (hoy finca “Rancho El Rocío”) con el nombre artístico de “Ruiseñor”.
Por su estampa y sus magníficas aptitudes para la doma, “Nervioso II” era el caballo elegido por el Centauro de la Puebla para hacer el paseíllo en los ruedos de todo el mundo. Pero no sólo abría plaza en el ruedo, sino que además, rejoneaba a toros de los más diversos encastes con una asombrosa facilidad.
 Así, Ángel Peralta lo define como un caballo “enérgico, brillante, dulce de boca, con elegantes movimientos, con un destacado trote en extensión y espectaculares  elevaciones, típicas del PRE de la época”. Con el paso del tiempo, Ángel Peralta y “Nervioso II” forman un perfecto binomio, de tal conjunción que parecían formar un solo ser, resultando el caballo ser la prolongación misma del cuerpo del jinete, de una absoluta sincronización entre ambos, pues “de tal compenetración que nunca se adelantaba ni se retrasaba”.

 Wembley, 1962

Londres, 1962. En el Empire Pool Arena de Wembley hay una gran expectación por ver a un caballero español. Dentro del prestigioso evento “Horse of the year”, Ángel Peralta actúa en una exhibición ecuestre durante varios días con Nervioso II.
Para ello, prepara una reprisse donde intercala música clásica y española. Antes de saludar en la pista de Wembley, inicia su actuación ejecutando un perfecto paso español. Continúa realizando un paso de costado con piruetas y apoyos al paso y al trote. La actuación llega a uno de sus puntos más altos cuando suena el Bolero de Ravel y “Nervioso II” realiza un piaffer y passage, tanto en línea recta como en círculos. Otros aires en los que destacan son en piruetas al galope, galope de costado, galope en el mismo sitio y hacia atrás. Al son de la “Danza del Fuego” de Manuel de Falla, el show concluye con unas espectaculares corbetas, paso atrás, trote español y saludo con el brazo cruzado que ponen al público en pie.
La afición inglesa queda asombrada por la variedad de ejercicios que jinete y caballo desarrollan. Nace así la denominada “Equitación torera”, fusión de tres disciplinas: Doma vaquera, Doma clásica y Alta Escuela.

 La anécdota: el bocado inglés

Al día siguiente, le preguntan al Centauro de la Puebla que si sería capaz de ejecutar idénticos ejercicios con un bocado inglés. Ante la cuestión de resolver si sería capaz o no de hacerlo, Ángel Peralta, acepta el reto, permitiéndose la licencia de realizar, excepcionalmente, para la ocasión, la misma reprisse con embocadura inglesa, como homenaje también al apoyo recibido por parte del pueblo británico.
La precisión y perfección de aires y movimientos vuelve a ser francamente insuperable. Por decisión unánime, el Coronel Sir Michael Ansell, Chairman de la British Equestrian Federation, le hace entrega al binomio de la máxima distinción: las Espuelas de Oro.

Con Ángel Peralta y Nervioso II, la equitación española se sitúa en lo más alto de la élite internacional. Tras Wembley, ambos intervienen en diversas exhibiciones por Europa, concretamente, en Ginebra (Suiza) y en Berlín (Alemania).

  Un valiosísimo legado genético
Con el paso del tiempo, “Nervioso II” se convertiría en uno de los sementales emblemáticos del Pura Raza Español. Gran raceador, supo transmitir su morfología y funcionalidad a sus descendientes, manteniendo también, a través del tiempo, la casi extinguida -durante unas décadas- capa negra y castaña en el caballo español de estirpe cartujana.
Si bien tuvo un número mayor de yeguas, su nobleza, así como su carácter polivalente y versátil, lo han heredado muchos de sus nietos y biznietos,  algunos de ellos grandes campeones, lo que ha hecho que muchos entendidos cataloguen su descendencia como una de las líneas más apreciadas del PRE.
  De entre sus descendientes, podemos destacar, en la Yeguada de la Cartuja (Hierro del Bocado), el semental de capa castaña “Osado XIV” (por “Airoso X” y “Osada VI”), con setenta y cuatro hijos actualmente inscritos en el Libro Genealógico del PRE.

Descendencia de campeones

También de la Yeguada de la Cartuja, cabe resaltar el semental de  “Animoso XXXI” (por “Airoso X” y “Animosa XV”), con setenta y dos hijos inscritos. Este ejemplar ha competido a un gran nivel en diversos concursos de Doma Clásica. En este sentido, otros caballos que vienen por línea de “Nervioso II” son el ejemplar TRC “Soleá XX” (por “Poseído VII” y “Solea VIII”), de la Yeguada Agricola Peralta, PRE Campeón de España de Doma Clásica en SICAB 2007 y, “Helio II” (por “Flamenco XII 1979 A” y “Viva II”), de Dominique Roziere, Campeón Absoluto de Doma Clásica de Francia (Saumour 2011) que compite actualmente en el equipo nacional de doma del país galo con el mejor índice de dressage de Francia.
Por último, de esta descendencia, también sobresalen notablemente los sementales del hiero de Peralta, Primavera XXIV (por “Airoso X” y “Primavera III”), de capa negra y con setenta y cinco hijos inscritos, muy en la línea de “Nervioso II”, y “Aviador V” (por “Inspirado VI” y “Aviadora II”), ejemplar TRC de capa torda, transmisor de capas diluidas y bayas PRE.  En concursos morfológicos, destacan a un altísimo nivel, el Campeón de la Raza y de Funcionalidad de USA, “Casuco II” (por “Rumboso XIII” y “Casuca”), de Rancho Madrigal,  o el también Campeón de la Raza de los Estados Unidos de nombre “Vitote” (por “Torero IX” y  “Tarantela”), de Hacienda Miranda.

 Hace medio siglo, Ángel Peralta y Nervioso II, el famoso caballo “Ruiseñor”, conquistaron Wembley para gloria de la hípica española. Cincuenta años después, El Centauro de las Marismas sigue montando aún en otros corceles que heredaron la sangre cartujana de un caballo excepcional, aquel que tanto en el ruedo como en la pista, parecía adivinar el pensamiento del jinete.

 (Por Rafael Peralta Revuelta. Publicado en la Revista "Trofeo Caballo", 2012)

Árbol genealógico de Nervioso II: http://www.allbreedpedigree.com/nervioso+ii

El caballo de Pura Raza Española TRIANERO AP, del hierro de la Yeguada Agrícola Peralta, nueva incorporación en la cuadra del joven rejoneador Leonardo Hernández.








 El ejemplar TRIANERO AP (por PRIMAVERA XXIV y TRIANERA XIV), de capa torda y PRE, será novedad en la cuadra del caballero en plaza Leonardo Hernández.

 Se trata de un joven caballo, de magníficos orígenes dentro de nuestra ganadería, por lo que deseamos que pronto pueda debutar con el joven rejoneador, que ya es considerado como una de las grandes figuras del toreo a caballo actual.

 Desde aquí, le deseamos toda la suerte de mundo al joven diestro y esperamos que TRIANERO sea partícipe de numerosos éxitos y triunfos por los ruedos de todo el mundo.

domingo, 8 de abril de 2012

"El último sueño de Belmonte", artículo en recuerdo del genial diestro trianero con motivo del cincuenta aniversario de su fallecimiento.


El genio de Triana, a caballo


Juan Belmonte a caballo, rodeado de amigos.

Hoy, ocho de abril, se cumplen 50 años de la muerte de Juan Belmonte. Sirva este artículo para homenajear a un personaje fundamental en la Historia del toreo (a pie y a caballo)


Carlos V del toreo

Si hay un torero del que todo no está dicho ni escrito, ése es Juan Belmonte. Muy pocos discuten que aquel hijo del quincallero, nacido en el número 72 de la calle de la Feria, sea considerado hoy día como uno de los principales arquitectos del toreo moderno. De aquellas noches furtivas toreando bajo la luna llena en cerrados y ganaderías, el joven diestro aprendería el oficio del arte de Cúchares con un concepto hasta entonces desconocido. Del torero y sacristán de la Iglesia de Santa Ana, Antonio Montes, heredaría esa idea fundamental consistente en darle una mayor importancia al mando de los brazos para alcanzar así una mayor quietud. De esta manera, ese toreo “imposible” de “El Pasmo de Triana” se basaba en un concepto revolucionario: ocupar los terrenos que pertenecían al toro. De ahí la conocida y célebre frase de Guerrita: “Quien quiera verlo, que se de prisa…”.


Al cruzarse al pitón contrario y tener una mayor cercanía a la hora de citar, variaba la dirección de la embestida del toro, y se reducía la velocidad. Como en los tres tercios en los que se divide la lidia, tres son las partes que forman la sublime trilogía de su personalísima tauromaquia: “Parar, templar y mandar”, siendo necesario para ello el “citar, cargar la suerte y rematarla”, introduciendo una nueva estética al adelantar la pierna, sacar el pecho y hundir el mentón. A partir de entonces, todo toreo de corte artista irá acompañado de estas tres últimas componentes. Toreo absolutamente revolucionario para la época, el cual, en muy pocos años, acabaría convirtiéndose en clásico.


Si Joselito “El Gallo” eleva el toreo a ciencia, Juan Belmonte lo elevará hasta darle la categoría de arte. Aconseja olvidarse de cuerpo para torear bien, y con aquellos aires nuevos, va asentando las bases del toreo moderno.


Torero de mandíbula regia, Carlos V de la tauromaquia, Belmonte es el creador de una escuela cuya influencia pervive en gran parte de los espadas actuales. El descubrimiento del pitón contrario, el sometimiento y aguante a las reses, y la innovación estética, constituyen tres de las aportaciones más importantes de un diestro que tuvo –también- tres etapas bien diferenciadas a lo largo de su carrera: heroica, de plenitud y de serenidad. 


Cuentan que “El Terremoto”, como también era conocido, tenía un magnetismo especial dentro y fuera de la plaza, de tal forma que llegaba incluso a adivinar cuál iba a ser el comportamiento de un astado nada más salir de los chiqueros. No fue, como se ha podido afirmar, un torero que necesitara su toro para expresar lo que le nacía del alma. Más bien, como decía Corrochano, Belmonte necesitaba su hora, es decir, ese instante en el que dejaba plasmada su inspiración fuera cual fueran las condiciones de los toros. Sus grandes faenas, sus gestos memorables, solían llegar en sus últimos toros, cuando la tarde caía vencida por las sombras. Los duendes lo visitaban en ese momento en el que nos hacía ver la verdad trágica de su toreo eterno.


El trianero, aquel tímido niño que quiso hacerse cazador de leones, el joven novillero que llevaba en el esportón de torear libros de Chesterton y D´Annunzio, siempre vivió rodeado de una pléyade de intelectuales: Pérez de Ayala, Julio Camba, Zuloaga, el escultor Sebastián Miranda o el escritor Valle-Inclán. Después de su retirada, compaginando sus negocios y ratos a caballo en alguna de sus fincas, sería un asiduo habitual de la tertulia de “Los Corales”, junto con su inseparable amigo Rafael “El Gallo”.




Aquel 8 de Abril del 62 




Es domingo. 8 de abril de 1962. Juan Belmonte viaja desde Sevilla a su cortijo de Gómez Cardeña en su Ford negro, conducido por su chófer particular. Le acompañan las dos señoras encargadas del servicio doméstico, Asunción y Dolores. Dentro de breves días, concretamente el 19 de abril, su Cristo del Cachorro saldrá del corazón de Triana para expirar por las calles de Sevilla. Guarda su papeleta de sitio en su cartera de piel.


Hace buen día, y Belmonte decide acosar unos becerros en compañía de Diego Mateo, el conocedor. A lomos de su jaca “Maravilla”, pasa varias horas galopando y derribando. Se baja. Atraviesa el patio. Cuando llega a la casa, se siente más cansado de lo habitual. Se quita los zahones y la chaquetilla. Lee la prensa del día. Tras pedirle a Asunción que le sirviera un whisky, ordena a las personas del servicio que se retiren. No quiere que nadie le interrumpa ni moleste. Se enciende un puro, mientras lidia, por última vez, al toro de la soledad y de la vejez. Guadalquivires de tristeza van recorriendo su alma al sobrevenirle el recuerdo de los días postreros de íntimo amigo Rafael “El Gallo”, víctima de una demencia senil. “A mi no me veréis nunca así”, llegó a afirmar tras contemplar en la cama el estado en el que se encontraba el Divino Calvo. Su marcada personalidad, a veces, obsesiva, le trae a su mente aquel reciente golpe de tos en el que escupió sangre, cuando pensó que podía tratarse de un asunto grave de salud, a pesar de que su hermano Rafael y el doctor Mozo le dijeron que no tenía importancia.


Sentado en una butaca de flores estampadas, con una bata marrón por encima, contempla en el salón, junto a la antigua espingarda, aquel retrato de Zuloaga donde el trianero aparece en su máximo apogeo. En aquel  momento, se acordaría de su eterno amigo, rival y compañero, José Gómez Ortega. Entonces, sentiría celos de la muerte de José en Talavera. “¿Por qué José, y no yo?”, se preguntaría, como tantas otras veces. Desde aquel día, Belmonte diría que Gallito “le había ganado la partida”.


Llega el ocaso, y el pitón astifino del lubricán, derrota con rabia por los campos ganaderos de Utrera. Había llegado de nuevo su hora. Esta vez, su hora definitiva. No podía resistir más. En ese instante, con el drama interior que le acompañó por tantas plazas, soñaría reencontrarse con Joselito y volver a torear juntos en el ruedo de la gloria. Todo ocurre muy deprisa. Como Larra o Marilyn, “El Pasmo” se convierte en mito y leyenda, y la noticia de su fallecimiento comienza a circular por todos los confines del planeta. Belmonte, aquel que tantas veces jugó con la muerte, el inmortal, es, a partir de entonces, historia y memoria del toreo y la cultura. Su vida es comparada en diarios norteamericanos con la de Rodolfo Valentino, Gary Cooper o Búfalo Hill.


En una oscura esquina de Triana, llega hasta el río la voz quebrada y rota de un cante por soleá:




                           Más allá del horizonte
                           se citaba con el tiempo
                           el sueño de Juan Belmonte.

                                                                       
            (Por Rafael Peralta Revuelta, Miembro de la Comisión del Cincuentenario de Juan Belmonte)

El caballo IMPRERIAL AP, del hierro de Peralta, pasó a formar parte de la cuadra del rejoneador portugués Manuel Lupi.




 El caballo IMPERIAL AP, de la Yeguada Agrícola Peralta, hasta hace poco tiempo en manos de Joao Zuquete, pasó a formar parte de la cuadra del cavaleiro lusitano Manuel Lupi, hijo del maestro José Samuel Lupi.

 IMPERIAL AP es un caballo alazano registrado como CDE (Caballo de Deporte Español) hijo del célebre "Sol" de Paulo Caetano y hermano de Merlín (de Joao Moura Jr).

 Otros caballos del hierro de Peralta en Portugal son "Morenito" de la cuadra de Joao Moura y "Soleado" (x "Sol" y "Soleada") de la cuadra de Rui fernandes, entre otros.

Caballo del hierro de la Yeguada Agrícola Peralta de nombre LAUREL AP, de Pura Raza Española, perteneciente a la cuadra del rejoneador Andy Cartagena.